El índice de Precios al consumo de mayo desciende por tercer mes consecutivo. UGT insta al Gobierno a controlar los precios para que no se produzcan subidas abusivas, especialmente en bienes o servicios de primera necesidad. Los precios de los bienes que se han podido seguir consumiendo crecen a tasas cercanas al 3%.
El Gobierno debe analizar la verdadera cesta de bienes y servicios consumidos por los hogares durante el confinamiento y su efecto sobre el poder adquisitivo de los hogares, como una estimación de gastos por la implantación masiva del teletrabajo, absorbida por los hogares en lugar de las empresas.
Junto a las políticas fiscales expansivas, debería intensificarse la compra de bonos por parte del BCE y otros mecanismos que proporcionen efectos similares a la monetización de endeudamiento público.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado hoy los datos correspondientes al IPC del mes de mayo alcanzando el -0,9%. Por segundo mes consecutivo el mes cierra con una variación anual negativa, más profunda, en este caso 2 décimas que el dato observado en el mes de abril.
La variación mensual del IPC ha sido de un 0,0%, lo cual es relativamente infrecuente ya que este mes suele tener estacionalidad al alza en lo que a precios se refiere, fundamentalmente ligado al inicio de la temporada de verano en bienes y servicios. Esto podría estar relacionado con el hecho de que gran parte de la actividad económica se encontraba todavía sujeta a fuertes restricciones. Lo más destacable de la evolución mensual del último dato, lo constituye la subida de los precios del petróleo y de la electricidad. En el caso del petróleo, tras haber alcanzado en abril niveles no vistos desde el año 99, durante el mes de mayo se han registrado alzas en el entorno del 90%. Los precios aún se sitúan un 60% de los niveles de mayo de 2019 -lo que se refleja en la tasa internaual de inflación- pero la tendencia a corto plazo seria compatible con una recuperación paulatina de la actividad económica mundial.
En cuanto al precio de la electricidad, tambien en los meses de mayo y los dias disponibles de junio, se observa en los indicadores del mercado eléctrico minorista, un ascenso del entorno del 8% mensual.
En este caso la explicación es algo más compleja ya que la electricidad estaba registrando una tendencia descendente desde hace más de un año, de hecho, a dia de hoy sus precios son aproximadamente un 30% inferiores a los de mayo de 2019, pero la recuperación de la actividad sin duda constituye un factor que contribuye a explicar este alza a corto plazo.
Normalmente excluyendo el efecto en la inflación de los productos energéticos y los alimentos no elaborados, es decir, tomando la inflación subyacente, se tendría una señal más cierta de la tendencia de la mayoría de precios de la economía excluyendo aquellos más volátiles. Sin embargo, el 1,1% anual que se observa en mayo no tiene el mismo valor informativo que en un mes sin confinamiento.
Es importante resaltar en este punto una precisión metodológica que recuerda el INE acerca de los cálculos que se han hecho para este mes, igual que sucedió con el anterior. Debido a la paralización de la actividad económica de muchos sectores algunos precios que formarían parte de este conjunto de bienes y servicios se han tenido que estimar (el 21% del total del IPC, según el INE), dado que todavía durante el mes de mayo nos mantuvimos bajo el estado de alarma y con algunos sectores retomando la actividad de manera progresiva.
La mayor parte de las metodologías de estimación implican mantener la tasa anual previa, esto implica que esta estabilidad es, de alguna forma, impuesta, no procede en tanta medida del verdadero comportamiento de los precios que conforman el IPC, sino de las circunstancias especiales en las que su cálculo se realiza.
La incidencia de la COVID-19
Como ya incluimos en nuestro análisis del pasado mes el INE, junto con el resto de los institutos estadísticos nacionales europeos, realizaron ajustes metodológicos. Entre ellos se encuentra la creación de un grupo de bienes y servicios específicos que tratan de capturar el efecto causado por la COVID-19 formado por los bienes y servicios que bajo cualquier circunstancia se ha podido continuar disfrutando de ellos.
Respecto a los bienes especiales COVID este mes su tasa interanual ha sido de un 2,8%. Este dato implica que su crecimiento se ha reducido en 3 décimas respecto a la tasa del mes anterior. Los servicios, sin embargo, han mostrado una variación anual del -4,0%, que se encuentra cuatro décimas por encima de la que se pudo observar en el pasado mes.
Los bienes se han visto muy influenciados por el descenso de la tasa correspondiente al grupo de Alimentación y bebidas no alcohólicas, que ha reducido su variación anual en 5 décimas y los alimentos no elaborados que lo hacen en un punto y medio, situándose en el 5,4%. Por parte del grupo de los servicios, el factor que más ha influido en su menor descenso ha sido el mencionado ascenso mensual de los precios de la electricidad, frente a una bajada que se produjo en este período el año pasado.
Las conclusiones que se extraen del efecto producido por la COVID en el mes de mayo es que los precios de los bienes que hemos podido seguir consumiendo crecen a tasas cercanas al 3%, mientras que los servicios experimentan apreciables descensos en los precios fundamentalmente por el efecto de la electricidad.
UGT considera que la perspectiva de que la inflación vaya a mantenerse en una senda moderada incluso con riesgos deflacionistas proporciona margen de maniobra para emprender las políticas fiscales expansivas, sostenida en el tiempo, que nos permita una reestructuración económica rápida, eficaz y justa socialmente. Estas políticas fiscales expansivas deben completarse con los programas de compra de bonos por parte del BCE, acciones que en opinión de UGT debería intensificarse, e incluso examinar mecanismos que proporcionen efectos similares a la monetización de endeudamiento público.
En el ámbito nacional, el Gobierno debe cerciorarse de que no se produzcan subidas abusivas de precios, especialmente en bienes o servicios de primera necesidad.
Habría que estudiar cuál ha sido la verdadera cesta de bienes y servicios consumidos por los hogares durante este confinamiento, a fin de determinar el efecto sobre el poder adquisitivo de los mismos. Sería importante tener una estimación de los gastos que se han afrontado debido a la implantación masiva de prácticas de teletrabajo, que habrían absorbido los hogares en lugar de las empresas.