La Confederación Europea de Sindicatos cree que, durante la crisis del coronavirus, se deben poner los intereses de sus trabajadores y de la economía por encima de los accionistas.
Las organizaciones sindicales europeas están pidiendo a los bancos y a las grandes empresas que hagan todo lo posible para superar las consecuencias económicas de la crisis del coronavirus mediante la suspensión de los pagos de dividendos y la compra de acciones.
Normalmente, la mayoría de las compañías deben pagar los dividendos en breve y se pronostica que los accionistas recibirán 359 mil millones de euros en dividendos este año, esto es un récord ya que supone un aumento de 12 mil millones de euros respecto al año anterior.
Pero en estas circunstancias extraordinarias, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) cree que las grandes empresas deben poner los intereses de sus trabajadores y de la economía por encima de los intereses de los accionistas, mediante el uso del dinero disponible para proteger los empleos y los salarios.
En 20 países europeos las empresas están recibiendo miles de millones de euros como apoyo estatal para hacer frente a la crisis a través de medidas como subsidios para compensar los salarios.
La suspensión de los pagos de dividendos debe ser una condición clara de cualquier apoyo de los contribuyentes, junto con condiciones sociales como garantías de no realizar despidos o vulnerar los derechos de los trabajadores.
Si la distribución de dividendos continúa, los Estados miembros y la UE deberían aumentar los impuestos sobre estos dividendos injustificables para financiar los servicios públicos que están realizando unos esfuerzos muy importantes hasta el punto de que podrían colapsar por esta crisis.
Este llamamiento se produce después de que el gobierno francés anunció planes para detener a las empresas que reciben apoyo para pagar dividendos, mientras que el BCE ha dicho que los bancos no deberían pagar dividendos "hasta al menos octubre de 2020".
El secretario general de la CES, Luca Visentini, ha realizado las siguientes declaraciones:
“Todos tienen el deber de hacer lo que puedan para ayudar en esta crisis y las principales empresas no son una excepción. Durante más de una década, las grandes empresas han estado acumulando ganancias para sus accionistas en lugar de reinvertirlas o compartirlas con los trabajadores, aumentando los salarios con arreglo a los aumentos de productividad. En un momento en que millones de trabajadores están preocupados por la supervivencia de sus empleo y las pequeñas empresas luchan por sobrevivir, sería injustificable que unos pocos ricos continuaran disfrutando de la bonanza de los dividendos. Las empresas deben priorizar la protección de los empleos y de los ingresos de sus trabajadores. Por ello, la suspensión del pago de los dividendos debe convertirse en una línea roja para cualquier empresa que reciba apoyo de los contribuyentes durante esta crisis. Cualquier dividendo que se pague debe pagar impuestos a una tasa más alta para garantizar que los servicios públicos reciban los medios que necesitan para superar esta crisis ".