UGT considera que la bajada de la inflación por debajo de cero es propia de la actual situación de parón económico provocado por la crisis del Covid-19, y advierte que hay que seguir vigilando para evitar las prácticas abusivas en los precios de los productos esenciales, máxime teniendo en cuenta las condiciones dramáticas que viven cientos de miles de familias.
El sindicato considera imprescindible poner en marcha políticas fiscales expansivas, aprovechando esta baja inflación, para contrarrestar los efectos de esta crisis y que se continúen impulsando medidas que faciliten una pronta reactivación económica y social.
Asimismo, exige un compromiso a la altura de las circunstancias a la UE y considera que el BCE debe profundizar en la toma de medidas extraordinarias para comprar deuda pública de los países del área, e intensificar esa línea de acción.
Los datos de IPC correspondientes al mes de abril, publicados hoy por el INE, sitúan a la inflación en terreno negativo, con una variación anual de -0,7 décimas. Esto supone una reducción de 7 décimas respecto al 0,0% que se observó en marzo.
La entrada del IPC en el terreno negativo se debe en su práctica totalidad a la bajada de los precios energéticos, especialmente electricidad, al que se ha añadido los combustibles este mes.
La electricidad ya estaba marcando una tendencia a la baja desde hace aproximadamente un año, que, no obstante, se ha visto acentuada por el COVID. Si la media de descenso anual del precio eléctrico en los dos primeros meses de este año había sido del 12%, en abril este descenso se sitúa en el entorno del 20%.
En los combustibles el efecto es muchos más reseñable, debido a factores como la suspensión del tráfico aéreo y la disminución a nivel global del transporte privado, el precio en los mercados internaciones de crudo ha caído a niveles históricamente bajos. El precio del barril de BRENT se situaba en abril en los 15 dólares el barril, niveles no vistos desde el año 99.
Esto se refleja en el precio de los combustibles, que pasan de aumentar ligeramente en los dos primeros meses del año a disminuir más de un 17% anual en abril.
Los precios no energéticos
La inflación subyacente, que mide lo que sucede con los bienes y servicios no energéticos, se ha situado en el 1,1% , registros similares, a los de principio de año.
Sin embargo, esta componente de la inflación queda algo desvirtuada en este momento. Un gran peso de la inflación subyacente corresponde a actividades que se ven afectadas por las medidas especiales contenidas en el estado de alarma, desde la afectación marginal a la total suspensión, como pueden ser, por ejemplo, hostelería, turismo y hoteles.
Los bienes y servicios COVID
Para tratar de corregir este efecto, los institutos nacionales de estadística europeos, entre los que se encuentra el INE, han formado un grupo especial con aquellos bienes y servicios que sí pueden disfrutarse con normalidad durante el COVID, separándolos de los que no pueden consumirse en condiciones normales.
En este sentido, el precio de los bienes COVID ha subido en abril un 1,1% respecto al mes anterior, debido sobre todo al precio de los alimentos frescos. En cuanto a la magnitud es una subida parecida a las que se produjeron en otras ocasiones (por ejemplo, en octubre de 2019 se observaba otro ascenso similar). La alimentación no elaborada es una componente bastante volátil donde no es raro ver variaciones anuales de hasta dos dígitos.
En cuanto a los servicios COVID, se produce una bajada del 1,5% mensual, en este caso muy afectada por el precio de la electricidad y el gasóleo para calefacción.
Conclusiones
La bajada del IPC por debajo de cero en abril se debe a factores energéticos ya presentes, pero que se han visto acentuados por el efecto del parón económico mundial.
Esta situación general, unido a las previsiones de descenso en el PIB del 9% en 2020, en España, implica que las tasas de inflación van a estar presionadas a la baja al menos durante el tiempo que dure el parón económico. Es muy probable que haya tasas negativas en el IPC en el futuro próximo.
Que no se aprovechen de esta crisis para subir los precios
UGT considera imprescindible aprovechar esta situación de inflación baja para poner en marcha políticas fiscales expansivas como las que van a ser necesarias, por tiempo sostenido, para contrarrestar los efectos de la crisis del COVID-19. Y, en cuanto se controle la pandemia, la prioridad debe ser la reactivación económica. En este sentido el BCE debería profundizar en la toma de medidas extraordinarias que le están permitiendo comprar deuda pública de los países del área, incluso intensificar estos programas.
Además, el Gobierno debe poner especial atención a que no se produzcan prácticas abusivas en los precios de productos esenciales (alimentos, suministros básicos), o cuya demanda en el confinamiento haya hecho muy necesarios (desde mascarillas, guantes y análogos a precios de servicios de telecomunicaciones, etc.) en la medida en que lo ha venido realizando. La regulación de ciertos precios se ha demostrado completamente compatible con mantener el abastecimiento de estos productos.